
Toda una vida de cuestionamientos, reproches, incomprensión y enfrentamientos se esfuman cuando uno tiene la dicha de ser madre. Casi por arte de magia, la rebeldía y autosuficiencia dan lugar a la humilde pero sincera mirada de auxilio, de rescate ante lo inexorable y maravilloso que significa dar a luz. Así cambió mi vida y mi relación con mi madre, el día que fui madre.
Entendí todo lo que no había podido ver cuando era hija. Aprendí que no sé nada. Intento seguir sus pasos. Gracias y Feliz Día!
1 comentario:
Gracias Nino! Todos los días, junto a mis hijos... son felices, y los vivo como especiales! Te mando un beso!
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