viernes, 21 de noviembre de 2008

Cobardía


Estoy enojada, desde hace unos cuantos días, y entre todas las cuestiones domésticas del diario vivir se me desdibujan los motivos reales, los impulsos y las motivaciones que me reducen a un ser intranquilamente pasivo. Me acordé que el gran propósito de mi blog era hablar en imprenta y arial, para ordenar las ideas un poco, para descubrir matices, exponer ante anónimos mi irreductible sentir sobre cosas que me suceden, y porqué no, hacer catarsis. Aquí estoy. Sin niños a mi alrededor, sin el reloj torturándome. Persiguiendo el diagnóstico para mis síntomas.



Antes de tener hijos, la ambición de progreso personal era el eje de mis acciones. Mucho trabajo, muchos viajes, muchas proyecciones... cálculos y cuadros de situación. Como un juego de dominó, las fichas se iban organizando pautadamente. Luego sobrevino esta etapa, donde mis prioridades personales fueron relegadas a segundas instancias, para atender las de mis hijos, así... expresamente y sin reproches. Sobrevivir a la soledad y la crianza de niños, no dió mucho espacio para proyectar escenarios futuros en esta nueva forma de ser YO más dos personitas más. Hoy resulta que el futuro está tocando mi puerta. Decisiones. Cómo seguir, con hijos ocupados en el colegio, con un panorama económico incierto, con falta de seguridad jurídica y física, con devastación de valores.



Me permito tener miedo, pero jamás cobardía. Goethe decía "El cobarde sólo amenaza cuando está a salvo", en mi caso... estoy lejos de estar a salvo, pero no de las amenazas! Me niego a autodiagnosticarme cobardía, preferiría aceptar un "pánico escénico" ante los cambios que se avecinan y la imposibilidad de visualizar y trazar mi propio destino.



Probablemente, esté deprimida, luego del despojo de mis proyectos previsonales y de mi libertad de elección. Pisoteada en mis derechos. Violada moralmente.

No hay comentarios: