
Mi armadura se está oxidando. O simplemente ya no me hace inmune, a los miedos, a las dudas, a las fantasías y a las paranoias. Lo que no logro dilucidar, es si se debe a un proceso interno, que responde a la edad, las experiencias que me fueron moldeando, a la madurez resultante de las crisis pasadas... o es que el afuera me ha golpeado duro, y me dejó vulnerable, desarmada y desnuda.
Esta incomodidad supone ser momentánea, para luego transformarse en nueva fortaleza... o será una nueva era en donde la exposición a lo que me rodea deba dejarme una impronta más, una cicatriz para recordar?