jueves, 11 de septiembre de 2008

Cambiar o no cambiar. Es esa la cuestión?


Me cuesta reconocerlo, pero también alguna vez tuve la fantasía de ser el motor de cambio de alguna situación, peor aún, de alguna personalidad. Porque si de cambiar se trata, mi ego y autoestima para estas cuestiones funcionan con una pulcritud y firmeza que probablemente serían la envidia de cualquier mortal. Si yo he cambiado, puedo hacer cambiar. A mi madre, cambiar su permanente queja, a mi hermana su desbole congénito, a mi padre su escepticismo crónico, a mis hijos sus cartoons favoritos!



Y en la vida de pareja, también soñé con completar el croquis del marido/amante/compañero/padre perfecto. Lo que hoy, después del fracaso, me cuestiono es si es que la elección fue mala, y a sabiendas, una pretendió el cambio... o si en realidad el cambio sobrevino y se transformó todo en un resultado indeseado. Se puede no cambiar en una sociedad conyugal? Yo creo que no. Que la empresa va involucrando distintas cuestiones y objetivos, algunos coinciden con los intrínsecos de cada miembro, pero otros son distintos.



Para mí, ser madre fue un cambio que revolucionó la sociedad establecida. Cambié, a una tasa completamente distinta de Mr. Wrong. Y aquí, una vez más, pretendí el cambio en el otro. Imposible. Mi cambio era estructural, para él, fue un anexo.



"Ojalá no cambies nunca"... otra frase pre-moldeada que es puro cliché, ingenuidad y subestimación. Debemos cambiar. Evolucionar es más correcto aún. No cambian los valores, la moral, la fe. El resto, es deseable que cambie... pero por decisión propia.



Alguna vez me ví en el espejo cambiada, y ese cambio había sido artesanalmente perpetrado por circunstancias, compañías, experiencias. Y ese darse cuenta dolió. Como antídoto, decidí llevar siempre un espejito en la cartera. Para decidir cuándo cambiar yo solita. Y para que refleje exclusivamente mis rasgos, porque el próximo compañero de ruta, deberá llevar su propio espejito!!!






"Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho" (Oscar Wilde)



3 comentarios:

Bandida dijo...

Uy que tema este! el de los cambios! coincido con vos en que uno no tiene que cambiar los valores pero todo lo demas va cambiando, quiera uno cambiar o no.
Este año tuve que afrontar cambios de todo tipo: la muerte de mi mama, el vivir en otro pais, el vivir con un hombre por primera vez, hacerme cargo del funcionamiento de una casa y dentro de poco CASARME.
Si resisto bien todo esto, el año que viene te cuento como me veo en el espejo.
Muy bueno el blog, muy bueno.
Me gustan mucho tus reflexiones.
Sere curiosa, a que te dedicas? sos escritora/periodista/algo asi?

Unknown dijo...

Diferentes no tan buenas experiencias, bien capitalizadas, inevitablemente nos llevan a un cambio...para mí son válidos cuando a pesar de ellos, seguimos siendo esencialmente los mismos. Lo ves cuando conocés a alguien, cuando al primer acercamiento se los nota auténticos, reales, no estereotipados ni sujetos a los miles de prejuicios que atan al ser...personas curtidas de mil batallas, perdidas, empatadas, nunca reconocidas como ganadas...pero así y todo, aprendieron sin dejar de ser ellos. Pueden equivocarse nuevamente, pero no variando personajes para seguir idénticos libretos, sino cambiando situaciones...y continuar el aprendizaje.
Darito
pd: una agradable sorpresa el hallazgo de tu blog.

Diva-gante dijo...

Gracias gente por sus comentarios, me motivan para seguir pensando en voz alta!
Hace muchos años, tuve un accidente que cambió mi fisonomía, y mi visión sobre la vida. Lo palpable, la cicatriz, me enseñó que la opción era muy sencilla: o aceptaba ese nuevo detalle en mi cara y lo tomaba como seña particular y personal, o me empeñaría en volver a tener la cara de antes. Era cambiar o intentar seguir como antes, resistir el cambio. En mi interior, una catarata de reflexiones al respecto.
Hoy luzco mis cicatrices, previamente habiéndolas aceptado como "cambios" en mi vida, en mi cara. Ahora son parte de mí, y taparlas, sería desconocer un cambio más profundo, el de las reflexiones.
Darío, coincido plenamente con vos, gracias a una situación determinada, se produjo el aprendizaje... pero siempre dentro de mi mismo personaje!
Saludos...